ARTÍCULOS DE ARTE Y PSICOLOGÍA

¿POR QUÉ SE CONSIDERA QUE LOS ARTISTAS ESTÁN LOCOS?

A lo largo de la historia, el arte, y no es lo mismo un artista que un diseñador, ha sido acompañado por una imagen casi inevitable: la del artista excéntrico, inestable, incomprendido. Desde Van Gogh hasta Amy Winehouse, se ha instalado en el subconsciente colectivo la idea de que crear implica necesariamente tener un trastorno mental ya sea diagnosticado o no, desequilibrio, sufrimiento o estar al borde del abismo. ¿Es posible que, en realidad, lo que ocurre es que muchas personas proyectan sobre los artistas sus propias inseguridades, incomprensiones y miedos?

Los artistas son, ante todo, personas que se expresan públicamente. Mientras que la mayoría puede esconder sus pensamientos, emociones o contradicciones, el artista los convierte en materia prima, en la base del producto final, la obra de arte. Esa exposición constante, ese acto de desnudarse frente al mundo, los vuelve vulnerables a las miradas externas.

Como ocurre casi siempre, desde fuera es fácil juzgar como “locura” lo que no entendemos, lo que no encaja en los moldes. La mayoría de las ocasiones esto tiene su origen en una autojustificación y defensa del ego, para así poder continuar con la autoestima en alto nivel y sentirse mejor en esa eterna comparación social que realizamos los seres humanos para autocalificarnos, autoevaluarnos ante nosotros y ante los otros.

Además, muchos artistas rompen con las normas sociales, no porque estén desequilibrados, sino porque su tarea es justamente cuestionar lo establecido. En lugar de seguir el camino recto, buscan otros recorridos, y en una sociedad que valora la estabilidad, lo previsible y lo “normal”, ese gesto puede parecer peligroso o raro.

Pero si miramos con atención, veremos que la supuesta “locura” de los artistas no es más que sensibilidad. Una sensibilidad aguda, a veces dolorosa, que les permite captar matices que otros no ven, y en muchas ocasiones no están más rotos que nadie; simplemente se atreven a mostrar sus grietas, las grietas de la mente.

Estereotipos siempre ha habido y siempre los habrá. Uno de los psicópatas más famosos del siglo XX, tras recoger a sus víctimas en una estación de tren, las llevaba inmediatamente a una apartada finca para allí culminar su maldad. ¿Cuántos vecinos se sorprenden de que la persona que vivía frente a su puerta es un asesino en serie? ¿Cómo es posible que tantos políticos engañen a un pueblo para que le voten y luego usar el dinero público para asuntos propios? Esto es así y siempre será así. Y en gran parte es gracias a los estereotipos profundamente instalados en nuestro subconsciente, los cuales normalmente anulan el razonamiento de la conciencia.

Entonces, y para finalizar, tal vez no sea que los artistas están locos, sino que se necesita creer que quienes se atreven a mostrar otra forma de vivir, de sentir o de pensar, están fuera de lo común en el sentido negativo, cuando en realidad solo están más expuestos.

Jesua Marian

“RELACIONES ENTRE TEST DE INTELIGENCIA (CI), PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES (PAS), ARTE Y EL DAÑO EN AL ARTE”.

Jesua Marian

Para comenzar, voy a comentarles algo sobre los test de inteligencia que probablemente les sorprenda, y que está profundamente relacionado con la producción artística…

Además de ofrecernos un Cociente de Inteligencia Total (CIT), la Escala de Inteligencia de Wechsler para Adultos (WAIS-IV, Wechsler, 2012) también nos aporta una medida del Razonamiento Perceptivo (IRP). Para que se hagan rápidamente una idea, en este índice se evalúan aspectos como: el razonamiento abstracto y la capacidad para procesar información visual, la capacidad para analizar y sintetizar estímulos visuales abstractos, establecer relaciones entre partes y razonamiento no verbal, la capacidad de análisis y síntesis visual y la reproducción de dibujos geométricos abstractos, así como también la capacidad para comparar, establecer analogías y diferenciar entre los aspectos esenciales y no esenciales.

Por otro lado, las personas altamente sensibles (PAS), poseen, entre otros factores, una alta sensibilidad al dolor físico y emocional, una intuición desarrollada y creatividad y gusto por las artes, pero también una manera muy intensa de vivir y sentir las emociones tanto propias como ajenas, lo cual en muchas ocasiones les provoca enormes problemas emocionales y conductuales, e incluso hasta cognitivos.

Las personas PAS -y quizás muchas de aquellas próximas a estas características o que cumplan totalmente algunas de ellas; con lo cual ya estaríamos refiriéndonos a una importante parte de la población mundial- que obtengan también una alta puntuación en el Índice de Razonamiento Perceptivo (IRP) contarían con una altísima probabilidad de producir obras artísticas de un alto nivel en aspectos como inspiración, creatividad, autenticidad, originalidad y temática, entre otros.

Este colectivo, por tanto, gracias a una puntuación alta en Razonamiento Perceptivo (IRP), tendría así una enorme facilidad para trasladar al mundo material y digital todo aquello que siente y ve en su cuerpo y mente (imaginación). Es decir… la manifestación interna de aquellos estímulos externos y también internos que ha vivido intensamente, para lo bueno y para lo malo, gracias a su condición de PAS.

Todo lo dicho en estas líneas puede llevarnos a reflexionar sobre los motivos de la calidad de la obra final que el mundo ve, pero también a la reflexión sobre la enorme intensidad del dolor, por motivos justificados o no, que pueden sufrir estas personas a la hora de producir sus obras -incluso aunque algunas obras expresen felicidad en su soporte final- y que en muchas ocasiones, las mismas causas que le facilitan una producción de alto nivel en los aspectos mencionados anteriormente, inspiración, creatividad, autenticidad, originalidad y temática, crean, dentro del proceso de producción, un estado de ánimo, un estado emocional, difícil de asumir, pero necesario para el artista -no para el diseñador- y que a veces puede ser terápeútico, cierto, pero en otras ocasiones, solamente significa una evasión y alivio momentáneo.

Buen arte.

Jesua Marian. 25 de Febrero 2025.

LA RELACIÓN ENTRE LA FELICIDAD Y EL SUBCONSCIENTE. Especialmente válida para el mundo del arte. Jesua Marian

Muchas veces me pregunto si realmente sabemos cómo somos, qué y cómo sentimos, qué y cómo nos gustaría sentir e incluso también me pregunto hasta qué nivel de profundidad somos capaces de sentir… y por supuesto, de “Ser”.

Respecto a la felicidad, me planteo también otra cuestión… si tanta gente busca la felicidad, seguramente el motivo es porque de modo subjetivo, no se sienten felices. Entonces, surge una segunda cuestión… ¿Por qué no se autoperciben como seres felices?.

Sencilla reflexión, ¿Verdad?

De modo consciente, a la pregunta de si somos felices podemos contestar “no me quejo” o “visto lo que hay en el mundo, yo no voy mal” o “me gustaría alcanzar aquella meta, y entonces sí”. El asunto es que, en estos casos, hay algo en nuestro interior que nos comunica que algo falta para que nos consideremos plenos.

Por un lado, el psicólogo Jose Rivero en su libro El diario de la Felicidad Compartida -2017-, afirma que “las personas debemos aprender a leer el lenguaje con el que nos habla nuestra mente, cargada de sí-peros o de no-puedos”. Por otro lado, tenemos a Jung, sí, el psicólogo, que pensaba que tanto el consciente como el subconsciente deben funcionar en paralelo, en consenso, y que de no ser así, entramos en problemas.

Llevando esto al terreno de la felicidad, y volviendo a la frase de Jose Rivero sobre leer el lenguaje de nuestra mente, con sus sí-peros y sus no-puedos, los miedos… (asuntos en los que creo, tienen mucho que ver los deseos cumplidos que no llenan plenamente y también, por supuesto, los deseos no cumplidos y que han provocado frustraciones debido a la no aceptación del no logro) decía Jung que nuestra mente profunda, el subconsciente, tiene varias formas de comunicar con nosotros: por ejemplo, los sueños.

El subconsciente trata de restablecer nuestro equilibrio psíquico mediante los sueños, poderosísima herramienta que mediante su particular lenguaje nos advierte o nos informa de errores no claros para nuestra consciencia -Jung-.

Según el propio Jung, nuestro subconsciente nos avisa de las deficiencias de nuestra personalidad (sobreestimación, complejos, etc) y también de los peligros incluso físicos que puede traer nuestra vida presente. Además, si estos avisos posteriormente se cumplen o ejecutan, debido a no hacer caso a dichas advertencias escritas en el lenguaje ESPECÍFICO de nuestra mente, ya podríamos hablar incluso de “Sincronicidad” aunque en este caso, sería en un sentido no deseado.

Cuando pensamos en si somos felices o no, también deberíamos reflexionar si estamos respondiendo a esa pregunta de modo consciente, con todas las variables psico-socio-culturales que influyen en esa respuesta: o si estamos respondiendo a esa pregunta de un modo subconsciente porque, por los motivos que sea, ha habido un secuestro de la consciencia y por tanto respondemos solo intuitivamente.

Jose Rivero afirma también que somos personas en desequilibrio constante con nuestro entorno; nos gusta tener el control (en realidad “ilusorio”) y cuando no lo tenemos puede surgir el miedo y nos convertimos en seres frágiles, y por tanto debemos aprender y asumir esto y gestionarlo con las herramientas adecuadas para transformarnos de frágiles a antifrágiles. Esto nos retorna a los mensajes del subconsciente mediante los sueños -y otras herramientas de la mente- y al temor de la incertidumbre y de que el futuro no se ajuste a nuestras metas y deseos, o de que el porvenir nos sumerja en un estado peor que el presente, y también a esa sensación de que existe un cierto vacío en nuestras vidas, con lo cual nos mantenemos de modo constante en esa sensación de que “algo falta”.

Cuando respondemos a la pregunta de si somos felices, ¿Responde nuestra consciencia, o sufrimos la fragmentación de Jung? Es decir… una alteración de la mente sin conocimiento ni consentimiento… ¿Realmente hemos leído bien nuestra mente para responder a esto? ¿Hemos sabido leer los mensajes quizás, de advertencia, no solamente de peligros físicos, que nos envía nuestro subconsciente, mediante, por ejemplo, los sueños?

No hay una interpretación general de los sueños, solamente existe una particular, individual, depende del soñante y del contexto particular. Esto pensaba Jung.

Hasta aquí, una pequeña reflexión sobre las grandes y poderosas cuestiones que plantean la combinación, la sinergia de las reflexiones y conclusiones sobre el Subconsciente de Jung y sobre La Felicidad de Jose Rivero.

LA HABITACIÓN DE AL LADO. Jesua Marian
La habitación de al lado: voces de hombre y mujer de entre 35 y 55 años. Hablan una vez cada 4 horas y solamente durante 40 segundos. 35 segundos él y 5 segundos ella. Así durante 3 días. Hablan susurrando. No se ha escuchado una sonrisa ni de él, ni de ella; ni cambian la dinámica de la voz; parece la voz de la Inteligencia Artificial en sus inicios. Pasan más tiempo en su habitación del que se le supone a una pareja turista y no se escucha sonido de televisión o de videos de internet, o música a muy bajo volumen. Y no, no hay indicio alguno de actividad sexual o de partidas de ajedrez. El hombre más que hablar en modo turismo de pareja parece un paciente depresivo hablándole al psicólogo. Y ella tampoco parece que tenga un pico alto de felicidad. Saquen sus propias conclusiones. Mi conclusión es que, quizás, ellos eran únicamente, 2 artistas que, simplemente, no vendieron ninguna obra. Buen día, amigos. Semana del arte en Madrid, Marzo 2025.

Respirar es DESEAR vivir.

RESPIREN PROFUNDAMENTE.

Jesua Marian.

Información: jesuamarian@gmail.com

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